domingo, 13 de mayo de 2012

El denominador común de María del Carmen Díaz es unir en su obra la pura sensibilidad y la belleza; no siendo otra la intención de esta artista que la de aspirar a crear y transmitir con técnica sobria y directa, sin innecesarias estridencias, la plena vibración de la completa y compleja realidad sensorial que nos rodea: "la figura". Siguiendo así la más noble vena y secreto pulso de la pintura realista de todas las épocas:

"La perfección no es cosa pequeña, pero está hecha de pequeñas cosas" (Miguel Ángel Buonarotti)

La pintura realista en sus diversas manifestaciones se sustacia en la representación de la inmediata cualidad visual de la superficie sensorial del mundo. Sin embargo, el misterio del mundo, su sentido, subyace y se manifiesta esencialmente en el milagro del ser humano.

Y María del Carmen lo sabe. Es por eso que su obra casi siempre surge alrededor de la figura femenina, convirtiéndola en el eje principal en torno al cual gira su pintura, dotándola de un magistral juego de luces que le permiten realzar la belleza de los cuerpos, desprendiendo serenidad y tranformándolo todo en un conjunto armonioso de gran belleza. La atmósfera de sus cuadros permanece sumergida en una buscada quietud y recogimiento.

Así su pintura nos acerca desde el sosiego de su afinada sensibilidad a su personal percepción de ese misterio del ser humano, plasmando en sus obras instantes de una vida, un momento extraño e inesperado, una situación en la que el protagonista de la obra queda enfrentado consigo mismo, dotándole de cierta melancolía. Esta expresión de melancolía y de suave tristeza de la mayoría de sus figuras se halla aún subrayada por el lenguaje, hecho de ponderación y mesura, de contención y gravedad, concentrando toda la atención en la traducción plástica del modelo.

Así, en la soledad y en la concentración de sus personajes, María del Carmen crea su propio universo psicológico.

Cada uno de sus cuadros es la representación de un escáner de su estado de ánimo; durante este último año su técnica ha experimentado algunos cambios, fruto de su afán de perfección.

Posee una especial singularidad acompañada de un extraordinario talento para representar en sus lienzos "el realismo". En sus óleos, luces y sombras coexisten en armonía, desde el rayo de luz que acaricia etéreo la piel desnuda, hasta aquellas sombras que se proyectan con una rotunda rebeldía.

La figura humana, sea de una mujer, un niño o de un hombre, es ya de por sí evocadora, sugerente, provocadora. Es quizá lo más complejo y ambiguo que existe y su presencia produce en nosotros recuerdos, inquietudes, deseos, situaciones y discursos.

Todo esto constata que esta pintora está consolidando una temática pictórica propia, inconfundible, tomando como tema casi siempre "el desnudo", pero siempre a partir de la reflexión estética sobre tres elementos: la belleza, la disposición para evocar y una palpable sensación de misterio que asaltan desde los cuadros a las personas que se acercan a ellos.

Estoy segura que esta nueva exposición de pintura de María del Carmen Díaz resonará en el alma de otras personas como lo ha hecho en la mía.



Dalila del Valle.
Artista y galerista.








 


Diálogo en silencio
Oil on canvas
85 X 133



Varios siglos después
Oil on canvas
150 X 120





En el transparente
Oil on canvas
345 X 150





Ataujía
Oil on canvas
145 X 90




Una mañana de junio
Oil on canvas 
140 X 110



Momento místico
Oil on canvas
140 X 90




Manantial de vida
Oil on canvas
140 X 90




En busca de consuelo
Oil on canvas
140 X 90



La danza del tiempo
Oil on canvas
140 X 93
Tres desnudos
Oil on wood box of 30 X 30 X10
474 X 435



Estudio en naranja y rosa
Oil on canvas and ceramics varnish  (barniz cerámico)
116 X 89






La nevada
Oil on canvas  and ceramics  varnish  (barniz cerámico)
120 X 71





Joven recatada
Oil on canvas
74 X 101






En palacio
Oil on canvas
81 X 162



 


En la orilla
Oil on canvas 
 116 X 89



 


El sonido del silencio
Oil on canvas
116 X 89 





Vestida de encaje
Oil on canvas
100 X 81







Recuerdo de Sefarad
Oil on canvas
65 X120






Otras culturas
Oil on wood
130 X 70






Mirando al futuro
Oil on canvas
73 X 100







Con luz de luna
Oil on canvas
145 X90









Damasquino
Oil on canvas
73 X 100



Primavera
Oil on canvas
73 X 100




Verano
Oil on canvas
73 X 116

Otoño
Oil on canvas
60 X 120

Invierno
Oil on canvas
70 X 120



Curioseando
Oil on canvas
81 X 100



Alhambra eterna
Oil on canvas
81 X 100



África
Oil on canvas
73X 100 

Oro, acero y alma
Oil on canvas
116 X 81




Alegre sorpresa
Oil on canvas
100 X 81




Sinfonía en azul
Oil on canvas
70 X 100


Esperanza
Oil on canvas
130x81

Tarde de invierno
Oil on canvas
100x81



 Primeros sueños
Oil on canvas
100x100

El sol en la ventana
Oil on canvas
116x90
  Leyendas de Toledo. La mujer del alarife
Oil on canvas
100x80
Añoranza
Oil on canvas
90x90

Tatuaje
Oil on canvas
99x60






Despertar
Oil on canvas
116x81 


Marina
Oil on canvas
71 X 100


Rosa y azul
Oil on canvas
90x90

El embarcadero
Oil on canvas
130x92


Leticia.
Oil on canvas.
81x100


Lecho de tul.
Oil on canvas.
116x82


Bajo la lluvia.
Oil on canvas.
120x160


Danza.
Oil on canvas.
100x100


Soñando con el baile.
Oil on canvas.
100x83


Crepúsculo.
Oil on canvas.
180x90


Aissa.
Oil on canvas.
81x100


Ondina.
Oil on canvas.
100x81


Bailarina.
Oil on canvas.
81x100


El baño de la Cava.
Oil on canvas.
100x81


Dominó.
Oil on canvas.
89x116


Acecho.
Oil on canvas.
100x100


Chica con agua.
Oil on canvas.
98x116


La mirada de Julia.
Oil on canvas.
90x90


Silvia.
Oil on canvas.
100x81


Escondida.
Oil on canvas.
149x96


Recelo.
Oil on canvas.
100x81


El rapto de Polisenna.
Oil on canvas.
100x81

Matsu.
Oil on canvas.
100x61


Nanna.
Oil on canvas.
81x100


Náyade I
Oil on canvas.
100x73


Náyade II.
Oil on canvas.
100x73


Sensualidad.
Oil on canvas.
90x90


Serengerel.
Oil on canvas.
71x100


Tania.
Oil on canvas.
100x100


Mujer de rojo.
Oil on canvas.
100x83

Carla tras la ventana.
Oil on canvas.
81x100